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Phil Ivey, la historia de una leyenda viva del poker

Ivey obtuvo 10 brazaletes de la WSOP, además de millonarias ganancias en efectivo.

El mundo del deporte cuenta con figuras legendarias que recorren el planeta y ganan fanáticos en cada lugar por el que pasan. Curiosamente, lo mismo sucede con el poker. En esta categoría de superestrellas, se puede resaltar al estadounidense Phil Ivey. Jugador muy ambicioso y cerebral, Ivey acumula una gran cantidad de títulos en sus vitrinas. Sin embargo, como si se trata de un personaje de la mitología griega, tuvo varios conflictos que lo llevaron a caer de su pedestal. Hoy, cuenta con una realidad alejada de sus años dorados. Los/as invitamos a repasar su historia.

DE JEROME GRAHAM A PHIL IVEY

Phil Ivey nació en la ciudad de Riverside, California, en 1976, aunque a sus tres meses de vida su familia se mudó y Atlantic City sería el lugar que lo vería crecer. Ya a los 8 años, su abuelo le enseñó a jugar Five Card Stud Poker por dinero. Phil es nieto de Leonard ‘Bud’ Simmons, el primer policía y comisionado negro de su ciudad, Roselle. Además, Leonard fue soldado de la Segunda Guerra Mundial y defensor activista por la igualdad de derechos, que se reunió con Martin Luther King Jr. y Malcom X. A medida que crecía, Ivey profundizaba su relación con las cartas, jugando contra sus compañeros de trabajo en una empresa de telemarketing en New Jersey. No contento con eso, después de su jornada laboral, iba a las salas de juego y se colaba gracias a una identificación falsa, en la que su nombre era Jerome Graham (incluso, actualmente, uno de sus sobrenombres es “No Home Jerome”). En esa época, la edad mínima para ingresar a las zonas de apuestas y juegos era de 21 años, pero él entraba con 17.

Durante esas noches furtivas de engaños y adrenalina, conoció a dos grandes jugadores como Daniel Negreanu y Barry Greenstein, quienes, con el tiempo, serían dos de sus mejores amigos. En aquel entonces, ambos estaban sorprendidos de lo pésimo que jugaba ese muchacho que fácilmente eludía la seguridad del lugar. Negreanu contó que Ivey solía jugar casi todas sus manos en forma agresiva, lo que hacía que su dinero se quemara rápidamente. Al poco tiempo, empezó a viajar por diferentes circuitos de poker junto a Negreanu, John Juanda y Allen Cunningham. Por cierto, además de jugar y tratar de ganar dinero, el objetivo de Ivey era seguir aprendiendo de la mano de estos maestros de las barajas. Finalmente, en el año 2000, llegó su primer gran logro, tras obtener el Evento US$2.500 Pot Limit Omaha de la World Series of Poker tras vencer a Amarillo Slim. Era su primer brazalete dorado, el premio más ansiado por los profesionales del poker. A sus 24 años, el anonimato ya no era más una opción. En pleno nuevo milenio, el alias Jerome Graham dejó de existir para dar lugar al gran Phil Ivey.

TOCANDO EL CIELO CON LAS CARTAS

Dos años después, Ivey tocaría el cielo con las manos. Ese 2002 fue el mejor año de su carrera, al encadenar nada más ni nada menos que tres brazaletes de la WSOP, obtenidos al ganar los dos eventos 7 Card Stud Hi/Lo ante Toto Leonidas y Sirous Baghchehsaraie, y el S.H.O.E. frente a Diego Cordovez. Esta exitosa seguidilla sólo había sido conseguida por tres jugadores en toda la historia de los paños verdes: Phil Hellmuth, Ted Forrest y Puggy Pearson. De hecho, ese año, Phil eliminó a su amigo Greenstein, que afirmó que el juego de su compañero había cambiado por completo. Para ese entonces, ya utilizaba la fría y penetrante mirada hacia sus rivales que lo caracterizaría para siempre, e inmortalizaba su ambicioso objetivo de hacerse con 30 brazaletes de la WSOP.

La idea no sonaba descabellada, ya que, en los años siguientes, ganaría otros seis brazaletes más: uno en 2005, 2010, 2013 y 2014, y dos en 2009. Asimismo, participaba con suceso no sólo en la WSOP. En el World Poker Touralcanzó nueve mesas finales, pero sólo ganó una vez. Aquella única victoria fue en febrero de 2008, en el LA Poker Classic que se desarrolló en el Commerce Casino. Nuevamente le tocó eliminar a uno de sus mejores amigos: Phil Hellmuth. Gracias a ese primer puesto, dejó atrás una racha de siete mesas finales sin victorias y se hizo de un premio de US$1.596.100. A esa altura, su rendimiento parecía no tener techo ni obstáculo. Pero todos los personajes tienen sus conflictos, por más mínimos que sean. Los de Ivey, precisamente, no fueron menores.

CAYENDO ANTE SU PROPIA AMBICIÓN

En 2004, Ivey había incursionado en el mundo del poker online con Full Tilt Poker, en una época en la cual Internet comenzaba a expandirse. Fue un gran patrocinio, con el jugador formando parte de una plantilla de profesionales con Howard Lederer, Andy Bloch, Jennifer Harman, Mike Matusow y Chris Ferguson. Sin embargo, pronto, la página tuvo varias denuncias, que llegaron hasta el Departamento de Justicia, por lo que cerró sus puertas. Años después, “No Home Jerome” presentó una demanda en el condado de Clark, en Nevada, por la que acusaba a Full Tilt de incumplimiento de contrato. La acusación por daños y perjuicios pedía una insólita suma, cercana a los US$150 millones, así como la liberación de su contrato. Curiosamente, Ivey retiró la denuncia un mes después. Otro de los problemas que aquejaron a Phil fue el divorcio de su ex mujer, Luciaetta Ivey. La separación (después de siete años de matrimonio) tuvo cobertura mediática nacional, no sólo por tratarse de una figura del poker, sino también por el dinero puesto en juego en el conflicto.

Pero su mayor problema nació en el verano de 2012, en el Casino Borgata de New Jersey. Allí jugó al Baccarat junto a su colaborador, Kelly Sun. La diosa de la suerte parecía sonreírle, al ganar unos US$10 millones. Tras analizar el juego, el casino realizó una investigación y, posteriormente, denunció a la celebridad por utilizar una técnica llamada ‘edge sorting’, en la que el jugador aprovecha una imperfección en las barajas para obtener una ventaja ante la banca. De hecho, el mismo sistema también lo usó en el Crockfords Casino de Londres. En este caso, también fue denunciado y perdió el juicio. Por su parte, el litigio contra el Borgata giró por varios juzgados, sin tener una resolución clara para ninguna de las partes. El magistrado de la más alta instancia judicial de New Jersey condenó a Ivey a devolver el dinero ganado, pero le negó al casino el derecho a obtener una suma extra por los daños y perjuicios. Sin embargo, el casino insistió, buscando embargar todos los bienes del jugador. El caso se elevó a los tribunales federales. La defensa de Ivey se basaba en la diferencia entre el uso de información privilegiada y la acción física de marcar las cartas, que es la que está penada por la ley. El riesgo para ambas partes era enorme porque, mientras el casino podría ver revocada la sentencia sobre Ivey y quedarse sin nada, éste, si perdía, quizás tendría que pagar una cifra triplicada. Finalmente, y bajo el programa de conciliación, ambas partes lograron un acuerdo extrajudicial del que se desconocen los detalles. Para ese entonces, Ivey ya casi no frecuentaba los paños. Además, había perdido mucho de su dinero en juegos de dados. A pesar de ser considerado por muchos como uno de los mejores jugadores de poker de todos los tiempos, la realidad parecía mostrarle el rostro del ocaso.

RESISTIÉNDOSE AL RETIRO

Hace poco, el ‘Tiger Woods del poker’ volvió a ser noticia por su reaparición. No se trató de un regreso con gloria a los paños, sino de una entrevista que le realizó su amigo Barry Greenstein y que se emitió en el canal de Youtube de Poker King. Allí habló de su residencia en el territorio de Macao, donde logró un estilo de vida mucho más saludable. A su vez, remarcó el crecimiento del poker online y sostuvo que esta modalidad es mucho más segura que el poker en vivo. En este sentido, parece que aún está lejos del retiro absoluto, ya que, hoy, Ivey es embajador de la sala china Poker King. Mientras aún conserva el reconocimiento de la gente y de la industria del juego (desde 2017, es miembro del Salón de la Fama del Poker), es difícil establecer si, algún día, Ivey podrá recuperar el nivel que lo hizo legendario. Podría seguir batallando para obtener los 20 brazaletes de la WSOP que le faltan (según su meta original) y agigantar el mito. Por ahora, está segundo en el ranking de ganadores, tras los 15 brazaletes de Phil Hellmuth. El tiempo y sus cartas dirán si a Ivey le queda algún  truco bajo la manga para seguir haciendo magia a través del poker.