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El sueño del Tri

Según De la Fuente, desde 1986 que la Selección Argentina no llega tan bien parada a una cita mundialista.

Por Mariano De la Fuente

Hace mucho tiempo que la Selección Argentina no llega a una Copa del Mundo tan tranquila y con tanta identidad.

Algunos me van a nombrar a la de Bielsa 2002, pero todos sabíamos que para el Loco era más importante el sistema que los jugadores que lo componían y que jamás tenía plan B, que iba a ganar o morir con el plan A. Ese plan A al que le fueron encontrando los defectos y nos dejó afuera en la Primera ronda de Corea – Japón 2002.

También se podrá decir algo parecido sobre el de Sabella 2014, del cuál no hay que olvidarse que en el debut de la Copa en Brasil contra Bosnia lo jugó con línea de 5. Y que fue encontrando el funcionamiento con el correr de los partidos y que contó con el mejor Messi de la historia.

Éste en cambio se construyó desde las cenizas. Con la asunción de Scaloni, un DT sin experiencia que fue aprendiendo y experimentando sensaciones en el andar, que se encargó de formar un equipo con muchos nombres desconocidos para el público futbolero en general, que hace cambios de nombres de acuerdo a lo que él interpreta del rival. Pero que a la vez nunca pierde la forma, que además de lo enumerado siempre tiene plan A, B y C. Y que cómo si todo esto fuera poco, llega con la tranquilidad de haber cortado la sequía de 28 años sin títulos ganando la Copa América a Brasil y en Brasil.

Todo esto hace que a mí entender, después del título del 86, ésta sea la Selección que más tranquila llega a la cita mundialista y quizás hasta sea la que llega con más identidad. Porque ya no depende exclusivamente de Messi, sino que la Pulga sea el complemento ideal y final de un equipo que sabe lo qué quiere y cómo lo quiere.